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OBSERVATORIO SOBRE LA DESPOBLACIÓN

Testimonios del olvido de pueblos abandonados de Teruel

Lo podemos leer en Heraldo de Aragón, una magnífica iniciativa que recuerda el dolor del abandono. 
Una botella de 'Agua milagrosa para curar todas las enfermedades de la vista', una lata de sardinas de los años 50 del siglo XX, una cantimplora militar y casquillos de la Guerra Civil, un salvoconducto de la posguerra, una revista filonazi de los años 40, una foto amarillenta de dos masoveros de 1926 o un balón de fútbol de cuero cosido a mano. Y así hasta completar un fondo de medio centenar de objetos singulares recuperados en los últimos dos años en los 27 núcleos de población que se han abandonado en Teruelen los últimos tres cuartos de siglo. 

Constituyen un muestrario evocador de la historia rural desde la Guerra Civil hasta los años del Desarrollismo, cuando la despoblación se cobró decenas de piezas -pueblos- en la provincia. La colección, donada por su compilador, Luis del Romero, a la Fundación San Roque del Ayuntamiento de Calamocha, se mostrará por primera vez al público en la exposición 'Territorios abandonados', que el 1 de noviembre se inaugura en la sala de exposiciones de la capital del Jiloca. Se podrá visitar hasta finales de mes y, a continuación, podría tener carácter itinerante.

Los investigadores de la Universitat de València Luis del Romero, Antonio Valera y Laura Lara recogieron durante sus excursiones paradocumentar y confeccionar la lista de pueblos abandonados en Teruel en el siglo XX pequeños objetos personales y documentos que constituyen el último vestigio de vida de los despoblados. En ocasiones reflejan la precipitación o el descuido del abandono definitivoporque los últimos vecinos no se molestaron ni en llevarse con ellos los objetos más íntimos, como cartas personales, documentos o fotos de familiares. Según Del Romero, son testimonios de un proceso despoblador que sigue latente y que, si las cosas no cambian, provocará el cerrojazo de otros pueblos a medio plazo.

La gerente de la Fundación San Roque, Isabel Moragriega, resalta el carácter sentimental de la colección, integrada por elementos que “invitan a pensar en la sensación de las últimas personas que vivieron en los núcleos despoblados y en la tristeza que debieron sentir al dejar su forma de vida habitual para siempre”. “Además -señala- en algunos casos se evidencia que, al partir, los vecinos que se marchaba no se llevaron ni los objetos más personales”.

Luis del Romero define el fondo como “pequeños fragmentos de historia que sirven para imaginarse cómo era la vida en aquellos lugares hace poco tiempo”. Añade que algunos objetos de valor emotivo se quedaron para siempre olvidados porque sus propietarios querían regresar y no lo hicieron o ni siquiera quisieron volver la vista a un pasado “duro para ellos”.

Parte de los documentos están impregnados de una fuerte carga ideológica, como el carnet de un militante del Partido Radical Socialista de Aliaga de 1931 con su cuota correspondiente, la Cartilla de la Madre editada por la Sección Femenina de la Falange en los años 40 para fijar el papel de la mujer en el primer franquismo o un ejemplar de la revista pronazi ASPA cuya portada está ocupada por una gran foto de Hitler estrechando la mano de Mussolini en 1943.

Otros documentos dan fe de la lacra de la emigración que vació los pueblos como consecuencia de la búsqueda de mejores horizontes económicos. En una carta, un emigrado de Olba se dirige a sus padres en el pueblo desde Barcelona y les cuenta los progresos sociolaborales que experimenta en la gran ciudad. Un manoseado plano de la capital catalana de 1973 confirma a esta ciudad como destino preferente de la emigración turolense.

Pero Isabel Moragriega advierte de que el fondo no es solo un testimonio del pasado sino que constituye también una “advertencia” de lo que puede pasar en muchos núcleos de la provincia que sobreviven con vecinos que se pueden contar con los dedos de una mano. Del Romero considera que el fenómeno de la despoblación “sigue vigente” en Teruel.

 

Cierre de colegios; portazos a la esperanza

 Comienza el curso escolar con el drama del cierre de varios colegios rurales. El sinsentido crece y los niños y niñas son quienes más pierden en estos momentos. Allepuz, Mezquita de Jarque, Crivillen han visto como la administración daba un portazo a sus escuelas. 

 Los padres y los ayuntamientos han tomado partido. Por ejemplo el de Mezquita de Jarque.  también los padres se manifiesta, como en esta tribuna de opinión EN DEFENSA DE LA ESCUELA RURAL. 

"Comprar el coche fue la idea menos mala"

En Mezquita de Jarque, el ayuntamiento de la localidad ha comprado una furgoneta para que traslade a los tres niños de la localidad este curso al colegio de Cuevas de Almudén. "Cuando nos enteramos de que la escuela iba a cerrar, la tristeza fue grande para todos. Buscamos remedios y creo que tomamos la idea menos mala, porque las tres familias siguen viviendo en el pueblo y por ahí no hemos perdido al menos", explica Herminio Sancho, alcalde de esta localidad turolense.

En este sentido, Sancho apunta que "la crisis se ha llevado muchas cosas por delante y como alcalde no podía permitir que los niños del pueblo y sus familias fueran aún más perjudicadas por la situación", apuntó.

El conductor del vehículo (un hombre del pueblo al que el ayuntamiento ha contratado) lleva a los alumnos por la mañana, los recoge a las 13.00 horas --no existe el servicio de comedor-- y los vuelve a trasladar al centro de Cuevas a las 15.00 horas para recogerlos finalmente a las 17.00 horas. "Son muchos viajes, pero los padres están en la felicidad absoluta. Si la mujer trabaja y el padre también, tenían que ser los abuelos quienes realizaran el trayecto y suponía mayor trastorno", matiza el alcalde de Mezquita de Jarque.

El primer edil asegura que la Diputación Provincial de Teruel y varios partidos políticos se han comprometido a subvencionar parte del vehículo comprado por el consistorio. "La gente se ha mostrado solidaria con nosotros. Es una pena, pero es lo que hay", dice.

La despoblación pasa a debate de la ciudadanía para conocer sus ideas

Una propuesta que surge de nuestros amigos del CAIRE, en el Maestrazgo, y que lleva a la participación ciudadana como eje del debate. 

Lo publica hoy Diario de Teruel

El presidente de la Comarca del Maestrazgo, Arturo Marín, y José Manuel Salvador, técnico de información Europe Direct CAIRE de la Asociación para el Desarrollo del Maestrazgo (ADEMA), presentaron ayer el proyecto “La despoblación en el Maestrazgo: debate ciudadano.” Las propuestas de los ciudadanos sobre despoblación las recogerá ADEMA y las trasladará ante la UE.

El técnico de Europe Direct CAIRE comentó que quiere “aprovechar que estamos en el Año Europeo de los Ciudadanos para desarrollar sesiones de participación ciudadana en la comarca del Maestrazgo, de manera que pueda abordarse uno de los temas más preocupantes para el futuro de los pueblos de la zona, la despoblación y el envejecimiento”.

El Maestrazgo es una de las comarcas menos pobladas de toda Europa, con menos de tres habitantes por kilómetro cuadrado. “Este proyecto pretende abordar la problemática de la despoblación del medio rural, pero en vez de centrarse en los análisis de cómo se ha llegado a la actualidad, se plantearán propuestas de actuación para mejorar la situación”, comentó José Manuel Salvador. Agregó que “la temática de los  foros versará sobre posibles acciones contra la despoblación en el nuevo periodo de programación de fondos europeos 2014-2020, de manera que las opiniones y propuestas de los ciudadanos serán recogidas en acta y trasladadas posteriormente a las instituciones europeas”.

La noticia completa, en la edición impresa.

 

Alcalde busca niños desesperadamente

Dejamos este magnífico reportaje de EL PAIS, en el que se da cuenta del estado de desesperación en el que la absurda política de recortes en educación, está llevando a muchos pueblos.  

Los despachos desde lo que se toman estas decisiones están en torres de marfil, lejos de la realidad del medio rural; ajenos al drama que suponen este tipo de medidas, insensibles hacia los niños y sus familias. Es absurdo, es una locura y un sinsentido que está machacando a los pueblos pequeños. Sin escuelas no hay vida, sin niños no hay futuro. 

El Gobierno de Aragón sube el umbral de 5 a 6 niños. Un despropósito, uno más que desde ciertos y complacidos sectores se verá como algo razonable, pero que aquí es dramático. Para más inri, no pondrán el transporte. Lo dicho, una locura.

Así dice el reportaje: 

 

"No hay nada que hacer, nos cierran la escuela”, le anunció hace un año la profesora a María José Vallés, la alcaldesa de Lledó, un pueblo turolense de 180 habitantes. Ya había aguantado con solo tres niños dos años, pero para el curso 2012-2013, la ratio aumentaba ineludiblemente a cinco alumnos. Desde ese día comenzó la lucha personal de esta regidora socialista, que se convirtió en casi una obsesión, para conseguir que no se cerrara el colegio. Tenía que encontrar niños que ocuparan un pupitre el curso siguiente. Así que puso un anuncio en Internet, llamó a la televisión autonómica, repitió su problema allá donde pudo. “Necesitamos urgentemente una familia con dos o más niños. Ofrecemos trabajo y una vivienda con alquiler accesible”, rezaba el reclamo. Cientos de personas acudieron a su llamada. Lledó consiguió dos nuevas familias con seis niños. Y la escuela se salvó.

Decenas de pueblos en toda España han recurrido a esta misma fórmula para evitar la muerte a la que están abocados cuando las aulas de una pequeña población se cierran. Los nombres varían, el problema es el mismo: Abejar (Soria), Arganza (León), Peñas de San Pedro (Albacete), Puente de Vadillos (Cuenca) o Castelnou (Teruel) son algunos de los municipios que componen la red de los que han dicho “no” al despoblamiento y pujan con sus ofertas por atraer a una nueva generación de vecinos.

Lledó pudo ofrecer trabajo gracias a un empresario local. “Me dijo: ‘Lo que haga falta, María José”, relata hoy la alcaldesa. La mayoría de las localidades utilizan como reclamo las casas gratis o con un alquiler simbólico, ciertas ayudas económicas o la supresión de impuestos municipales.

Aunque no es una práctica nueva, los recortes presupuestarios que amenazan a los centros rurales han despabilado a muchos pueblos que creen que la clausura de sus escuelas es el paso previo a la muerte. “Me costó lloros de impotencia, porque si a un pueblo le quitas la escuela, le estás cortando el futuro”, asegura Vallés, regidora desde 2011. Es difícil imaginar abatida a esta mujer en la cuarentena a la que las palabras le nacen firmes y que se cargó a los hombros la salvación del colegio.

El matrimonio zaragozano compuesto por Noelia Duce y Fernando Lorente marcaron el móvil que la alcaldesa hizo público en televisión y ahora parece que son del pueblo de toda la vida. Sonrientes y relajados cuentan su experiencia mientras de refilón miran a Susana, de cuatro años, que juega con los otros pequeños en el parque infantil. Sus gritos son los únicos que retumban entre los recios muros de piedra a la hora de la siesta en el pueblo. En un principio no eran los candidatos idóneos porque solo tenían una hija, pero cuando visitaron la frondosa comarca del Matarraña, conocida como la Toscana española por su paisaje similar con el de la región italiana, de la que Lorente se acordaba por algunas excursiones de su infancia, decidieron que se mudarían les dieran o no trabajo. “Pensábamos coger el paro y emprender aquí”, explican. Finalmente no fue necesario, porque el empresario del matadero ofreció un segundo puesto de trabajo a la alcaldesa. El matrimonio muestra orgulloso un marco con tres fotos en una mesilla de su nueva y espaciosa casa: son las del día de su boda celebrada hace un mes en Lledó. Una ceremonia sencilla, sin vestido de novia, la primera que oficia Vallés desde que es regidora.

Este sistema de repoblación de urgencia no siempre cuaja y a veces las familias se acaban yendo al poco de llegar o cuando se acaba el incentivo. Duce advierte a los que se planteen una vuelta a la naturalezaque “hay que saber diferenciar entre la vida de un pueblo en verano y los 365 días del año”. Alija del Infantado (León), de 798 habitantes, se lanzó a esta experiencia el año pasado para intentar rebajar la media de edad del municipio, aunque su situación no es crítica porque el colegio tiene 28 niños. Sin embargo, quiere tomar medidas antes de que sea demasiado tarde. “La escuela es lo que nos da vida, da gusto ver a los niños por ahí corriendo”, reconoce Victoriano Villar, teniente de alcalde. Siguen ofreciendo a los nuevos pobladores vivienda gratis, tierras para labrar y hacerse cargo de la serrería de la zona, que ahora está cerrada. Además, a los que tengan más de cinco hijos les regalan 300 euros nada más llegar. En cuanto lanzaron su oferta, se instalaron cinco familias, pero cuatro ya se han marchado porque no han encontrado un puesto en el que quieran trabajar y la otra está a punto de irse. Esto mismo lleva viviendo Rioseco (Soria), de 150 habitantes, desde hace más de veinte años, los que llevan acogiendo familias a cambio de empleo en las empresas de la zona. La última llegó hace cuatro años; viven en una casa municipal, el padre es pastor y uno de los hijos trabaja en la empresa de construcción de la zona.

Estos pequeños núcleos se resisten a la desaparición, a ver cómo las calles en las que crecieron se vacían. Son las principales víctimas de la bajada de natalidad en España, que ha vuelto a ser negativa por cuarto año consecutivo. Hoy nacen 60.000 niños al año menos que en 2008.

Casa, trabajo y cheque bebé

  • Alija del Infantado (León).798 habitantes. Ofrece vivienda gratis, tierra para cultivar y trabajo en una serrería para una familias con más de hijos en edad escolar (y 300 euros a la llegada si tienen más de cinco hijos).
  • Abejar (Soria). 367 habitantes. Ofrece vivienda gratis a familias con niños a condición de permanecer al menos un año.
  • Peñas de San Pedro (Albacete). 1.360 habitantes. Ofrece trabajos eventuales en el Ayuntamiento a los vecinos del pueblo que emigraron y quieran volver. Da 3.000 euros de cheque-bebé a las mujeres del pueblo.
  • Orrios (Teruel). 152 habitantes. Proporciona una vivienda por un alquiler de 120 euros a las familias que se trasladen a la localidad con dos o más hijos.

En Galiciauna de las comunidades más afectadas por el despoblamiento, surgió en septiembre una localidad peleona: Vilariño de Conso (Ourense), de 600 habitantes. En menos de dos meses, el tesón de sus vecinos hizo que se trasladaran a la aldea decenas de familias de Madrid, Barcelona o Teruel atraídas por los bajos alquileres del municipio y dispuestas a trabajar en el campo, el principal medio de vida de los habitantes de esta zona. Pasaron de 13 a 33 niños menores de 11 años.

Aunque muchos de estos capítulos acaban bien, la historia está lejos de un final feliz. José Andrés García, presidente de la Red Estatal de Desarrollo Rural, opina que la llegada de nuevas familias es algo “positivo”, pero se trata de un parche a una situación estructural de la falta de actividad económica en el medio rural. “Si se genera empleo en los pueblos, veremos volver a correr a los niños por sus calles”, asegura.

La pequeña Susana recorre con su triciclo las sinuosas calles de Lledó ajena a todo esto. Solo piensa que en dos días acaba el curso en la escuela que, sin querer, ha contribuido a salvar con su llegada.

 

Un libro sobre pueblos abandonados de Teruel alerta de que hay otros en riesgo

Dejamos aquí esta noticia sobre nuestros amigos de CEDDAR y la publicación de un libro sobre los pueblos abandonados de Teruel. 

http://www.diariodeteruel.net/teruel/31558-un-libro-sobre-pueblos-abandonados-de-teruel-alerta-de-que-hay-otros-en-riesgo.html

 

Un total de 27 núcleos –entre ellos al menos dos con Ayuntamiento– se han abandonado a lo largo del siglo XX y principios del XXI. Pero lo más alarmante es que hay algunos otros que corren el riesgo de tener la misma suerte en las próximas décadas si no cambia la tendencia, ya que hay 66 pueblos donde el 40% de la población son jubilados. Así quedó patente ayer en la presentación del libro Territorios abandonados. Paisajes y pueblos olvidados de Teruel, escrito por los geógrafos Luis del Romero y Antonio Valera y editado por el Instituto de Estudios Turolenses (IET) y el Rolde de Estudios Aragoneses en colaboración con el Ceddar (Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales).

Antonio Valera explicó que tres son las causas que han intervenido en el abandono de los pueblos de Teruel. La primera es la crisis general de la agricultura y la ganadería, que provocó un abandono paulatino de los pueblos. De hecho concretó que aunque el gran éxodo se inició en los años 50 y 60, los pueblos no quedaron vacíos hasta los 80 y 90.

Más rápida fue la despoblación de aquellos núcleos en los que había minas y se cerraron y Valera puso como ejemplo el Barrio de la Mina en Riodeva, que llegó a tener 2.000 habitantes y todos se fueron cuando la explotación minera se clausuró.

La tercera de las causas son los abandonos forzosos y aquí resulta llamativo el caso de Santolea, cuyos habitantes se vieron obligados a vender sus posesiones en la población para ver luego como las casas no quedaban inundadas por un pantano que, eso sí, lleva como recuerdo el nombre de un pueblo que hoy ya no existe. “Entre los años 40 y 50 las posibilidades de evitar irse de Santolea eran nulas, no tuvieron otro remedio que vender y abandonar sus casas”, comentó el autor.

 

Fapar advierte que cerrar colegios traerá despoblación

El cierre de colegios es la sentencia para los pueblos, y en estos momentos en los que estamos al dictado de los recortes, la amenaza cobra cada vez más fuerza. 

La presidenta de Fapar en Teruel, Anabel Gimeno, denunció ayer que la intención de la consejería de Educación del Gobierno de Aragón de cerrar colegios públicos con menos de seis alumnos conllevará mayor despoblación en la provincia. En este momento, señaló, "hay aulas unitarias con 3 o 4 alumnos siempre que exista expectativa de entrar nuevos niños pero si se cierran las que no tengan al menos seis niños podrían verse afectados más de 20 pueblos de la provincia".

También consideró que tendrá un impacto negativo sobre los pueblos si desaparecen ciclos formativos de institutos que se concentrarían en la capital. Estas dos medidas que podría aplicar la consejería de Educación contradice, en su opinión, la postura mantenida por el Partido Popular durante años de mantener a los niños en los pueblos porque su permanencia colabora en el sostenimiento de la población del medio rural. Anabel Gimeno expresó el apoyo a cualquier tipo de movilización que las asociaciones de padres y madres, ayuntamientos y comarcas puedan poner en marcha para frenar estos cierres. Por el momento, explicó, no se conocen a que localidades pueden afectar porque estará en función de las matriculaciones para el próximo curso

 

España se vende por aldeas

Todas las caras de la crisis se ven en el medio rural, donde sus efectos se hacen más acuciantes si cabe. A la Despoblación, se le suma el abondono, la pérdida de identidad, de derechos. 

España se vende por aldeas, tal y como cuenta en su edición digital EL MUNDO y lo malo es no saber en manos de quienes acabaran nuestros pueblos. SOS MEDIO RURAL

"Se vende aldea. Impresionantes vistas y finca. Oportunidad, con seis edificaciones, manantial de agua y finca de 13.000 metros cuadrados. Zona Pontenova. 62.000 euros". "Conjunto rural en el sureste de Lugo, con 5 edificaciones y finca de 2.227 metros cuadrados. Oportunidad, 55.000 euros. Dos casas y anexos». Estos anuncios, ambos relativos a la provincia de Lugo, están publicados en Aldeas Abandonadas.com, el portal de Internet más activo en este negocio. No son una excepción.

Según los datos que maneja Rafael Canales, su gerente, "en España el INE tiene registradas 3.0000 aldeas abandonadas". Ellos tienen a la venta más de 60, de las que "el 70% están en Galicia", pero otros sitios como Trovit tienen ofertas similares y el auge de este mercado inmobiliario por el que en el último año han mostrado interés ciudadanos del Reino Unido, Alemania, Bélgica o Noruega incluso ha animado a Administraciones públicas a estudiar la oportunidad.

Es el caso de Cerdedo, en el interior de Pontevedra. Su alcalde, José Balseiros, explica que el representante de una familia alemana se ha puesto en contacto con el ayuntamiento para interesarse por la aldea de Fraguas, pero no ha sido posible localizar a todos los propietarios y la mayoría de las casas están en estado de ruina, de modo que será la propia Administración local la que estudie la fórmula para subastarla.

Así se encuentra Arufe, en Pontevedra. | Rosa González

Así se encuentra Arufe, en Pontevedra. | Rosa González

En Cotobade, municipio limítrofe, su alcalde, Jorge Cubela, ha hecho un inventario de las aldeas que están en esta situación y ha descubierto una auténtica joya en Arufe, un núcleo con cinco casas de piedra con sus correspondientes hórreos y palomares que ocupa cerca de 8.500 metros cuadrados. [VEA EL VÍDEO] Tras localizar a todos los propietarios, estudian fórmulas para promover su rehabilitación y que vuelvan los habitantes que no residen allí desde hace 60 años,

"Para el Ayuntamiento sería un proyecto muy bonito sacarlo adelante», indica. En su caso, estarían más interesados en promover algún complejo de turismo rural, ecoaldea o similar, pero están abiertos a todas las opciones y, de hecho, ya han recibido varias llamadas para adquirirla. Incluso han iniciado alguna gestión conjunta con Cerdedo y otros ayuntamientos del entorno para buscar una solución al abandono de estas aldeas que «se fueron quedando sin vecinos por la emigración, por el éxodo de la gente a las ciudades o por la falta de comunicaciones». No hay una única razón, pero sí una realidad común: sus propietarios no las mantienen y los gestores municipales ven en su riqueza arquitectónica y paisajística un nicho de mercado para ayudar a combatir la despoblación del rural gallego.

Recuerdos de aldeas en esplendor

Valisneria Vidal Gómez tiene 88 años y es una de las pocas personas que recuerda Arufe con vecinos. Rememora a los portugueses que adquirieron una de las viviendas, que otra es de una familia ourensana que se ha quedado sin herederos y, sobre todo, «cuando allí había mucha vida. Había un magistrado que veraneaba aquí y le llamaba al camino principal la calle de Segasta, porque de tanto pasear por ella, se gastaba el suelo». Ella ha heredado una de las viviendas «pero está abandonada, necesita ponerle la mano encima para vivir allí. En mis tiempos había mucha gente, pero ahora Arufe ya no es nada»,explica.

La situación de Arufe no es habitual en el resto de las aldeas abandonadas que salpican el rural del país. «En la mayoría de los casos es muy difícil encontrar a los propietarios. Muchos son gente mayor que ha fallecido y ha dejado la herencia a los hijos, pero viven en la ciudad y están desvinculados del lugar», explica Rafael Canales. Desde su web están promoviendo expedientes para mediar entre posibles herederos y compradores y han logrado ya devolver la vida a algunos pueblos.

Valisneria Vidal Gómez , vecina de Arufe. | Rosa González

Valisneria Vidal Gómez , vecina de Arufe. | Rosa González

Recientemente, unos ingleses han adquirido una aldea que se ofertaba en su web como "Bonita aldea del valle del Eo, en venta por 125.000 euros". Está ubicada en A Pontenova (Lugo) y el encanto de las fotos con la que la promocionaban hizo interesarse a medios de comunicación de lugares como Bulgaria y recibir varias ofertas en firme. Los nuevos propietarios pretenden restaurar parte de las construcciones y dedicarlas al turismo rural. "Entre un 15 y un 20% de los compradores las compran como inversión», explica el gerente de Casas Abandonadas, pero también hay personas interesadas «en la tranquilidad que pueden tener en esos sitios, por ejemplo, para retirarse a vivir en el campo cuando se jubilan».

El 90% de los compradores son extranjeros

En el último año han recibido entre 300 y 400 solicitudes de información y frente al año pasado en que los clientes eran mitad y mitad españoles y foráneos, en los últimos meses «el 90% son extranjeros por la situación del mercado inmobiliario español». Es rara la semana en la que no tramitan algún expediente para adquirir gangas como una «aldea 3 casas, excelente zona. Cerca de playas, 60.000 euros». Está en la Costa da Morte, en A Coruña.

Tienen casas por toda España, pero más en Galicia, Cataluña o Asturias y las que más se mueven son las gallegas «porque son mucho más baratas». Por ofertas, «las más asequibles son las de Galicia y luego Asturias, parte de Castilla y León y Castilla la Mancha. Andalucía es mucho más cara y en Cataluña no las compras por menos de 250.000 euros».

Las 1.408 aldeas deshabitadas que contabiliza el INE en Galicia suponen la mitad de toda España, pero no es la cantidad de oferta la que decanta el mercado, sino el tipo de producto, «lo que en Galicia compras por menos de 100.000 en otras zonas te vale un millón». El mejor ejemplo puede ser contraponer estas dos ofertas: «Conjunto rural, masias en venta con finca espectacular, 150 hectáreas. 2 casas habitables, 1.200.000 euros. Barcelona». «Aldea 5-6 casas, Ribeira Sacra, Entre 15.000-40.000 euros. Impresionantes vistas. Toda ahora por 60.000 euros».

 

 

Sos Mundo Rural Aragonés alerta de la despoblación de los pueblos

Lo leemos en el Diario de Teruel 

Sos Mundo Rural Aragonés alerta de la despoblación de los pueblos turolenses. Hay algunas localidades que están abocadas a la despoblación total a muy corto plazo. Estas son algunas de las conclusiones que se sacaron del foro que se celebró en el marco de Captur de Calamocha el pasado fin de semana. En este foro participaron los profesores e investigadores, Luis Romero y Antonio Varela, autores del libro de próxima publicación, “La descartografía de los pueblos de Teruel”.

 

La responsable de Sos Mundo Rural Aragonés, Olga Sánchez, comentó algunas de las conclusiones que se obtuvieron del foro sobre la despoblación rural que se organizó tras la presentación del estudio de investigación realizado por los profesores Luis Romero y Antonio Varela. Una de las conclusiones que se expusieron en el foro abierto al público fue que se prevé una tendencia demográfica negativa para los próximo años. Otra fue “que se necesita una concienciación mayor, así como cooperación y coordinación de las administraciones para paliar el problema de la despoblación, que no es nuevo, y evitar que sea más grave”, expuso la responsable de la plataforma social contra la despoblación de los pueblos de Aragón, Sos Mundo Rural Aragonés.

Asimismo, Olga Sancho organizadora del foro sobre despoblación rural señaló que el abandono total de los pueblos ha provocado una irreparable pérdida de patrimonio material e inmaterial y que la reforma de la Administración Local que anuncia  el Gobierno Central  acelerará el proceso de despoblación rural. “Varias son las poblaciones abocadas a la despoblación total a muy corto plazo”

El medio rural aragonés pierde 43.000 habitantes en una década

El medio rural aragonés pierde 43.000 habitantes en una década

La despoblación y el envejecimiento de los habitantes siguen amenazando al medio rural aragonés, que en la última década ha perdido un importante porcentaje de sus habitantes a pesar de las numerosas iniciativas para frenar este problema. Según datos del Instituto Aragonés de Estadística, los pueblos de la Comunidad de menos de 2.000 habitantes sufrieron un descenso de su población del 16% entre 2002 y 2012, una caída de más de 43.000 personas que dejan a muchas localidades en una situación complicada. Hace diez años, 270.000 aragoneses vivían en este tipo de localidades, mientras que ahora solo quedan 226.000.

Aunque algunos expertos apuntan que la crisis económica ha llevado a muchos aragoneses a plantearse un retorno -temporal o definitivo- al medio rural, lo cierto es que los datos ponen de relieve un problema de hondo calado. “Hay núcleos muy pequeños que ya se encuentran en situación de muerte biológica y ya es muy difícil que reviertan esa situación”, analiza Enrique Ruiz, profesor de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza. De hecho, en medio centenar de municipios no hay personas menores de 14 años y casi en la mitad (315) de todas las localidades de Aragón no se registró ningún nacimiento durante todo un año.

“La gran mayoría de los pueblos tienen una población muy envejecida que poco a poco va falleciendo, y no se produce el relevo generacional que sería necesario para garantizar su continuidad”, explica Lourdes Arruebo, presidenta de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural (RADR): “La gente joven se ha formado y ya no regresa al medio rural, ya que los puestos de trabajo a los que suelen aspirar suelen estar en la ciudad”.

El escaso retorno de los jóvenes a sus lugares de origen, unido al gran envejecimiento de la población rural y el escaso índice de natalidad han puesto en peligro la supervivencia de numerosos pueblos, aunque también hay zonas en las que ha sucedido lo contrario. “Hay localidades que han sabido explotar los recursos con los que cuentan y han recuperado algo de población”, explica Ruiz, quien hace referencia a las zonas que se han beneficiado de actividades concretas, como el turismo de nieve en el Pirineo.

Los grandes municipios crecen

Mientras en los pequeños pueblos aragoneses disminuye el número de habitantes, las localidades de más de 10.000 habitantes han ganado 145.000 personas durante la última década, un incremento del 18%. Además de recoger a parte de las personas que durante esta época dejaron el medio rural para trasladarse a ciudades de diferente tamaño, el medio urbano también ha crecido al calor de la inmigración. Solo en la primera década de este siglo, el número de inmigrantes se multiplicó por diez en Aragón, pasando de 17.000 a 170.000, una cifra que se ha estabilizado durante los últimos años.

La gran mayoría de estas personas de origen extranjero se establecieron en las tres capitales de provincia, sobre todo Zaragoza, y en algunos municipios de mediano tamaño ligados a la agricultura u otros trabajos temporales. “Muchos inmigrantes llegaban a Aragón a través de campañas agrícolas, por lo que el medio rural era un trampolín hacia el medio urbano, donde se acababan instalando”, indica el profesor de la Universidad de Zaragoza.

Aunque la expansión de las poblaciones de más de 10.000 habitantes ha sido importante durante la última década, todavía ha sido mayor en las zonas intermedias, formadas por municipios de entre 2.000 y 10.000 habitantes, en las que el crecimiento ha sido del 28%, 45.000 personas más. “En el entorno de las grandes ciudades se ha producido un gran asentamiento de población”, explica Ruiz.

¿Retorno al mundo rural?

Ahora, la situación económica ha podido revertir -o al menos paralizar- la migración del campo a la ciudad, pero este fenómeno todavía no ha adquirido demasiada fuerza. “La crisis ha colapsado las salidas laborales que antes ofrecían las grandes ciudades, por lo que se puede producir un pequeño cambio en la tendencia. Se están produciendo casos de retorno del medio urbano al rural, pero no es algo generalizado que pueda solucionar el problema”, reconoce Arrueba.

“Estamos en una época en la que los movimientos de la población los marca el trabajo, y ahora quizás sea más sencillo trabajar en el campo que en la ciudad”, asegura la directora del RADR. “La población se asienta donde tiene posibilidades de obtener un nivel de renta y una ocupabilidad adecuadas”, añade Ruiz.

Freno a la despoblación

Leemos este artículo de opinión que suscribimos por completo; es de Fernando Tascón y lo publica el Crónica de León

 

Ya nos temíamos que alguna mente lúcida de cuantas abundan en la administración no tardaría en hallar la fórmula para acabar con este incómodo fenómeno del siglo XXI que es la despoblación. Nada mejor para terminar con la caída vegetativa y el éxodo constante hacia la ciudad que eliminar los pueblos. Si se erradican los pueblos, con el menor número de víctimas que sea posible, nos encontraremos con que sus habitantes dejarán de disminuir de forma automática. No tenemos ni la menor idea de cuántos sociólogos habrán sido necesarios para tomar esta determinación, pero el método escogido para desarrollarlo no ha sido precisamente sibilino. Comencemos por retirar las escuelas hacia los lugares más alejados que sea posible. Cuando los niños no tengan garantizado el maestro, cuando estén obligados a darse el madrugón invernal para subir al transporte escolar que los lleve sobre hielo hasta el CRA más próximo, habremos logrado gran parte del objetivo: la población sana terminará yéndose. Ocupémonos ahora del segmento vecinal más proclive a la enfermedad y el padecimiento: los mayores. Para perderlos de vista, solo habrá que alejar de su presencia a los médicos y su séquito de enfermeros. Si lo logramos, si nos cargamos el consultorio y obligamos a los ancianos a desplazarse a otro pueblo para conseguir las pastillas, estaremos en el camino más apropiado para que se cierren definitivamente todas las puertas del pueblo. Por si a alguno de los estrategas de este plan no se les había ocurrido, un perfecto acelerante para el desánimo general podrían ser las restricciones en calefacción en colegios y centros de salud.
En fin, la idílica existencia que atribuimos a nuestros pueblos, ese locus amoenus que anhelamos como destino para el tiempo de retiro no es tal cosa: solo se trata de un territorio para prejubilados mineros, con hijos universitarios y con un todoterreno para salir a escape cuando llega la nieve.

Tercer año consecutivo con descenso demográfico en la provincia de Teruel

No piensen ustedes, amigos lectores que hemos perdido el pulso a la actualidad. Sucede que no siempre las cosas son como nos gustarían, y tras un obligado parón por razones ajenas a nuestra voluntad retomamos el pulso a este observatorio, poniendo de nuevo sobre la mesa noticias nada halagüeñas sobre el medio rural. Detenemos en este caso la mirada en la información del Diario de Teruel.

Tercer año consecutivo con descenso demográfico en la provincia

El 70% de los pueblos turolenses perdieron población en 2011

Un total de 165 de los 236 municipios que integran la provincia de Teruel sufrieron un descenso en su número de habitantes en 2011, lo que supone que el 70% de los núcleos de población turolenses vieron reducida su población. Éste es uno de los datos que se desprende del padrón municipal a 1 de enero de 2012 que acaba de hacer público el Instituto Nacional de Estadística. En este documento se refleja que la provincia de Teruel pasó de tener un total de 144.607 habitantes, a 1 de enero de 2011, a 143.728, a 1 de enero de 2012, con un descenso de un 0,61%.

 

El padrón muestra que Teruel pierde población por tercer año consecutivo: 2009, 2010 y 2011, coincidiendo con la crisis. Se frena así la tendencia que vivió la provincia entre 2001 y 2008 de incremento en su número de habitantes por la bonanza económica que atrajo a un buen número de inmigrantes a este territorio y que permitió frenar el éxodo de turolenses a otras provincias.

Porcentualmente, Abejuela es la localidad que perdió más población, un 16,66%, seguida de Torre de las Arcas, con un 14,28%, Nogueras (13,88%), Torralba de los Sisones (13,39%) y Calomarde (12,62%).

Por otro lado, 60 municipios de la provincia vieron incrementado su padrón, lo que supone un 25% del total. Destaca el caso de Castelnou que pasó de 120 a 177 vecinos, un incremento del 47,5% a fecha de 1 de enero de 2012. Esta cifra responde a la caravana de niños que realizó este pueblo. Sin embargo, según la evolución de la empresa que se instaló en este territorio todo parece indicar que habrá un descenso en 2012.

 

Escuela rural en peligro de extinción

Seguimos a vueltas con la educación, respaldando todas las movilizaciones que se desarrollan en favor de la escuela rural, porque la escuela rural es vida, es el alma de los pueblos, y no podemos renunciar a ella. Dejamos aquí lo que aparece hoy publicado en EL PAIS. Vale la pena seguir sabiendo y seguir denunciando, y apostando como hace el Gobierno de Castilla León por la Escuela Rural. 

 

Hace 10 años, había 91.800 alumnos en escuelas rurales en toda España. En el curso 2009-2010, eran 54.000, según los datos de Consejo Escolar del Estado. Pero la despoblación de las localidades pequeñas ya no es el único gran enemigo de este tipo de centros, pues a ello se le ha unido la crisis y los recortes presupuestarios que llegan con ella y que hacen temer a docentes y padres de pueblos por un modelo caro, de escuelas pequeñas en las que alumnos de tres a 12 años comparten aula y profesor, con otros docentes itinerantes de Música, Inglés o Educación Física que atienden a varias localidades.

De momento, la única comunidad que ha anunciado el cierre de un buen número de aulas unitarias (71) es Castilla-La Mancha, y además, dice su Gobierno que no es por el dinero —se ahorra poco, dice un portavoz, que no especifica cuánto—, sino porque los alumnos de esos centros, aseguran, tendrán una atención de más calidad en colegios más grandes a los que serán transportados cada día.

En el resto de autonomías, profesores, padres y sindicatos permanecen alerta, pues temen medidas parecidas en cualquier momento. En Teruel, una de las provincias con mayor concentración de escuela rural, los docentes han iniciado una movilización preventiva, pese a que el Gobierno aragonés dice que no cerrará aulas. Un grupo de 13 profesores han estado 21 días encerrados en el instituto de Albarracín, en la localidad del mismo nombre, para tratar de encender la mecha y extender la protesta, cuenta Isabel Díaz, una de las docentes. Temen el impacto social que tendría para los pequeños pueblos.

Ese es el temor que hay en Garciotum, una localidad de 190 habitantes al noroeste de la provincia de Toledo. Hace 20 años quisieron cerrar la escuela, pero los vecinos se resistieron, protestaron y se mantuvo. Ahora, los pueblos de alrededor, aquellos donde sí cerró el colegio, “están muertos”, cuenta David Palomares, el alcalde, del PSOE. Por eso, dice, esta vez también van a pelear. Palomares asegura que ha recibido una llamada de la Inspección comunicándole que la suya es una de las 71 escuelas unitarias que cerrarán en Castilla-La Mancha el próximo curso. La consejería lo niega, pero, de momento, el alcalde no ha conseguido que en la consejería le atiendan.

“Que vengan cuando quieran a hacerle un examen a mi hijo”. Yolanda González es una de las madres del centro en el que hay 11 alumnos de entre tres y 12 años de infantil y primaria (el año que viene se quedarían con 10, el límite marcado por la Junta para cerrar, aunque prevén que puedan llegar más), y está indignada por los argumentos de la consejería.

Al hijo mayor de Yolanda, Cristian, le iba muy mal en el colegio al que iba en Escalona, un centro grande, así que, con la perspectiva además de trasladarse a vivir a unas casas de protección oficial en Garciotum, cambiaron a Cristian y a su hermana pequeña al colegio del pueblo. Durante tres años, hasta que les dieron la casa, les han estado transportando cada día desde Escalona hasta el pueblo (a 24 kilómetros). Y ahora que el niño “ha mejorado muchísimo”, le obligan a hacer el camino de vuelta.

El pueblo se ha volcado con la escuela, han conseguido firmas de apoyo y están dispuestos a protestar donde haga falta. El colegio, explica la profesora, Rita Almagro, es un puntal de la localidad. “Los mayores empezaron a hacer teatro siguiendo los pasos de la escuela, que cada año hace una representación”, cuenta Almagro. “Un pueblo sin niños es un pueblo muerto”, insiste Mari Carmen Mateo, otra de las madres del colegio. Vecinos de los pueblos afectados y profesores se han reunido en torno al Observatorio de la Escuela Rural de Castilla-La Mancha para protestar contra el cierre de las aulas unitarias en toda la comunidad.

El Galicia, se han cerrado este curso 14 de estos centros por falta de alumnos (normalmente, la mayoría de comunidades tienen es límite en cuatro), aunque los vecinos de Entrecruces, concello de Carballo (A Coruña), se quejaron de que no se había tenido en cuenta su previsión de crecimiento de alumnado para los próximos años. Hace seis, en toda la comunidad se contaban 177 aulas unitarias, con mucho arraigo en las zonas rurales. En los últimos cinco, dos gobiernos distintos (PSOE y BNG primero, y el PP desde el 2009) han echado el cierre a 126.

Silvia García, de 29 años, da clases en la escuela de Regoelle, en el municipio coruñés de Dumbría, próximo a Fisterra, desde hace dos cursos. Esta casita de planta baja con arenero, columpios y una huerta ecológica en proyecto, es su primer destino definitivo, donde es la única profesora asignada. Dos veces por semana, pasan por el aula otras dos docentes de apoyo itinerante para impartir inglés y religión a los ocho alumnos: cuatro niños y cuatro niñas. Silvia habla con pasión de la enseñanza y de los progresos de los pequeños, pero aún no sabe si la escuela seguirá abierta el curso próximo. En septiembre, dos de sus alumnas iniciarán secundaria y solo quedarán seis.

La escuela de Regoelle está en el punto de mira de la Xunta, que ya había barajado su cierre este curso. Cuenta García que los gastos de mantenimiento de su escuela corren por cuenta del Ayuntamiento de Dumbría, con 3.600 vecinos muy repartidos en siete parroquias. “Nos pagan la luz, el agua, la limpieza del parque y, hasta hace poco, la factura del teléfono”, enumera (lo mismo ocurre en Garciotum, en Toledo).

Como son muy pocos alumnos, explica García, prefiere ser ella la que aporta el material escolar que paga de su sueldo para no agotar el exiguo presupuesto que le asigna la Xunta en cuatro pagos trimestrales (1.000 euros). En Garciotum, la profesora Rita Almagro, de 62 años, decidió hace algún tiempo encargarse ella con los alumnos de la limpieza del centro. Con el dinero que el Ayuntamiento les da a cambio compran, por ejemplo, la merienda de los chavales: “Así no andamos con que uno tiene más el otro tiene menos”, cuenta.

Esas aulas unitarias son las que están en el punto de mira. “Probablemente sea más caro, pero estamos hablando de personas, de niños, de familias y a largo plazo el desarraigo social y cultural es muy elevado”, dice la especialista de la Universidad de Barcelona Roser Boix.

En todo caso, el argumento de Castilla-La Mancha para el cierre no ha sido el dinero, sino la calidad. Hablan de “falta de igualdad de oportunidades; imposibilidad de socialización con otros alumnos de su misma edad; falta de atención, al estar agrupados en un mismo espacio alumnos con distintos niveles y falta de los medios”, enumera un portavoz.

Sin embargo, en la vecina Castilla y León, también gobernada por el PP, con la mayor población escolar en entornos rurales y con unos resultados en el informe Pisa por encima de los de Suecia o Alemania, la consejería repite una y otra vez su apuesta por la escuela rural. “Es una apuesta por la pervivencia del mundo rural”.

De hecho, Boix habla de las bondades pedagógicas de las aulas rurales. “En un aula unitaria todo se oye y todo se ve, es decir, los alumnos de ciclos inferiores escuchan y comparten en muchas ocasiones conocimientos destinados a alumnos mayores; este hecho, muy importante en la construcción del conocimiento por parte del alumno, permite que éste avance conocimientos si se trata de un alumno de ciclo inferior o consolide si se trata de un alumno de ciclo superior que está “escuchando” lo que está aprendiendo un alumno de ciclo inferior”. De hecho, viendo cómo funciona la escuela de Garciotum —donde algún chaval de quinto de primaria da ya los contenidos de sexto—, se parece mucho a esa receta en la que insiste la OCDE: enseñanza individualizada.

 

Libros, un tradicional pueblo escolar que se queda sin colegio

Una mala noticia para Libros, un pueblecito turolense del que sabemos a través de las páginas del Diario de Teruel, que pierde su escuela. 



El municipio de Libros se va a quedar por primera vez en su moderna historia, sin colegio para el próximo curso. La falta de alumnos es la causa del cierre de la escuela. Libros es cabecera del Colegio Rural Agrupado, CRA, pero sólo cuenta con tres alumnos y dos de ellos se irán en septiembre a estudiar a Ademuz. Libros llegó a contar a mediados del siglo pasado con colegio y  aulas repletas de niños en el municipio, pero también en su barrio minero, que se abandonó en 1957.

El alcalde de Libros, Rafael Millán, jubilado,  recordaba la situación escolar de su municipio. “En libros siempre ha habido escuela y no sólo en el pueblo, sino también en el barrio minero, que aún llegó a tener más alumnos que en pueblo. Cuando yo estudiaba, en lo que hoy es el edificio del Ayuntamiento había clases de niños y de niñas y estaban llenas. En el barrio minero vivían mil personas y había otras escuelas. Ahora sólo contamos con tres escolares y no se tiene previsto, y es lo peor, que entre nadie”. Libros cuenta en la actualidad con 160 habitantes. 

En la escuela de Libros estudian tres niños, dos hermanas, Raquel Díaz Repullés, de 11 años, Silvia, de 9  y  Kalid Assalah de 10 años. La profesora tutora es Laura Calomarde. La madre  de las dos escolares, Pilar Repullés, señalaba que sus hijas, que viven ahora en Mas de Jacinto aunque están empadronadas en Libros, para el próximo curso están matriculadas en Ademuz donde podrán seguir cursando los estudios en el Instituto. 

 

Los masoveros piden discriminación positiva en la nueva Política Agraria

Leemos en el Diario de Teruel la siguiente noticia que nos gusta por cuanto supone poner de manifiesto una realidad singular y diferente, la del Hábitat Disperso.

 

La carencia de servicios básicos en las masías turolenses hace que los que residen en ellas busquen otros lugares más cómodos para vivir. Para evitar este abandono, el proyecto Masovera –Masías Sostenibles. Vivir en Explotaciones Rurales Aisladas– plantea la necesidad de que el hábitat disperso se tenga en cuenta a la hora de diseñar la nueva Política Agraria Común, en la que se debería hacer una discriminación positiva con quienes residen o trabajan en estos centros.

 La iniciativa, que comenzó en el año 2009 bajo el auspicio del entonces Ministerio de Medio Rural y Marino, ha analizado la situación en la que se encuentran estas explotaciones y ha elaborado un documento de necesidades que ahora están dando a conocer entre todos los estamentos que pueden echar una mano para evitar que se pierda una forma de vida muy ligada a las sierras turolenses.


El consejero de Política Territorial, Justicia e Interior del Gobierno de Aragón, Antonio Suárez, fue el primero al que los responsables del Masovera quisieron mostrar la situación. El representante institucional realizó un periplo por Mora y Manzanera para conocer algunas de las actividades que se realizan en cinco de las 83 masías que todavía quedan habitadas en Gúdar-Javalambre. 

 

La noticia completa, en la edición impresa.

Biomasa contra la despoblación rural en países mediterráneos

Una de esas noticias necesarias en estos tiempos de crisis, que nos permiten volver la vista al medio rural como un lugar de oportunidades. 


Los países mediterráneos del sur de Europa presentan un gran potencial en el uso de biomasa para uso energético como fuente de desarrollo rural, generación de empleo y fijación de población. Los socios integrantes del subproyecto BIOPATH (componente de la iniciativa Bio-en-area, INTERREG IVC): Fundación Cesefor (España), Fundación Bruno Kessler (Italia) e Instituto para la Tecnología y Aplicaciones de los Combustibles Sólidos (Grecia), además de estar trabajando en actualizar un sistema de garantías de biocombustibles de origen forestal, son también partidarios de iniciativas bioenergéticas locales que generen múltiples puntos de empleo y aprovechen los recursos en la zona de producción. Para ilustrar esta estrategia, estas instituciones comparten y desarrollan tres proyectos en los que están trabajando en sus respectivas regiones.


La Fundación Cesefor presenta el caso de un municipio enclavado en una zona forestal en que se pretende hacer un uso integral de sus recursos en un centro logístico local donde recibir madera en rollo explotada por empresas locales de forma sostenible, para destinarla a productos técnicos de madera estructural de alto valor añadido y al astillado para producción de biocombustibles con certificados que garantizan una Gestión Forestal Sostenible. La astilla generada se distribuye a nivel comarcal, además de abastecer a una pequeña planta de pellets asociada (3.000 t/año) y a una planta de cogeneración de pequeña escala anexa (130 kWe), que genera electricidad para el autoconsumo y calor para el secado de la materia prima. Esta iniciativa generará 7 empleos directos permanentes y una industria fuertemente ligada a los recursos locales.

La Fundación Bruno Kessler implementa un sistema de fabricación de pellet mixto en pequeños municipios, a base de madera de los bosques locales y de residuos generados en otras actividades, de forma que se reciclen materiales y se produzca un producto certificado a escala local, con las mínimas emisiones y el máximo rendimiento calorífico. El combustible pretende ser utilizado también a nivel local, en plantas de micro-cogeneración, para abastecer de calor y electricidad a complejos municipales, cerrando el ciclo económico de la actividad sin salir del municipio, generando 3 empleos estables y dando los primeros pasos hacia la independencia energética.

Desde el ISFTA se lidera una iniciativa, en un municipio, para la producción de biogás en una planta de 1MW a partir de los residuos de 4.300 animales de las numerosas granjas que se concentran en sus alrededores. Además de generar energía eléctrica para autoconsumo y la venta a redes nacionales, está prevista una industria granuladora para 20.000 t/año de pellets de madera asociada a la planta de biogás. Las estimaciones del ISFTA son de creación de 24 empleos asociados a esta iniciativa, y la amortización de los costes de inversión, a través de la venta de electricidad y pellets en unos 4 años. 

Aragón ya lleva perdidos más de 200 pueblos

Aragón ya lleva perdidos más de 200 pueblos

Lo leemos en la edición digital de ABC.

Mientras algunos sueñan con "revivir" alguno de esos pueblos, otros pequeños municipios ven peligrar su futuro por la falta de habitantes

En Aragón hay muchos pueblos que a penas superan el centenar de habitantes. La despoblación sigue siendo uno de los males endémicos del medio rural aragonés, que -salvo algunas excepciones- año tras año sigue perdiendo habitantes. La consecuencia más inmediata: el envejecimiento de la población. Y es que en muchos municipios, sobre todo los más pequeños, la media de edad ronda los 70 años. La migración del campo a la ciudad sigue siendo una realidad en pleno siglo XXI y éste fenómeno, que tan de moda se puso a mitad del siglo pasado, sigue haciendo estragos en los pueblos de la Comunidad. Tanto que muchos de ellos se han visto abocados al abandono. Con el paso de las décadas, se han perdido unos doscientos, según recoge el extenso reportaje que hoy viernes se publica en el suplemento semanal ABC Aragón.

Esta Comunidad no logra poner freno al progresivo abandono del medio rural y cada año numerosos núcleos quedan completamente deshabitados. Es el resultado de décadas de emigración interior hacia las ciudades y comarcas más dinámicas y de una pirámide de población excesivamente envejecida como para soportar sin resentirse la marcha de los más jóvenes. En la Comunidad aragonesa, el Pirineo se lleva la palma en lo que a pueblos abandonados se refiere, pese a que hay zonas de esta alta montaña que, en los últimos años, incluso han logrado ganar en sus censos gracias al tirón del turismo.

Larbesa, Larrosa o Bescós de la Garcipollera —todos ellos en la provincia de Huesca— son ejemplos de pueblos que en el siglo pasado se quedaron sin habitantes.

La comarca de A Mariña (Lugo) tiene 143 aldeas abandonadas y más de 230 en riesgo de despoblación

La comarca tiene actualmente 143 aldeas sin habitar, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Esta es una cifra muy alta si se tiene en cuenta el número de habitantes de A Mariña y, además, hay que añadir que hay 232 más en riesgo de desaparición, lo que quiere decir que en cada una de ellas reside solo uno o dos habitantes.

En toda Galicia hay 1.408 núcleos con estas características, representando las de la comarca el 9,94%. Esto se traduce en que A Mariña sufre mayor despoblación que el resto de la autonomía, una situación similar a la del conjunto Lugo, que tiene 611 localidades sin un solo vecino. La provincia lucense es también la que presenta una peor situación de las cuatro.

Respecto a la comarca, con mucha diferencia el concello que cuenta con más aldeas abandonadas es Ourol, con un total 44. La mayoría de ellas se encuentra en el área limítrofe con Viveiro, ya que este municipio es el segundo de la lista con 33 núcleos despoblados. Entres estos dos concellos suman más núcleos sin habitantes que el resto de la comarca, de forma que la parte occidental se ve más afectada por la despoblación, como también se constata con los 14 casos de O Vicedo.

En el resto de municipios de A Mariña las cifras son mucho más bajas, salvo una excepción, O Valadouro, que registra 16 núcleos. Su concello vecino de Alfoz tan solo tiene dos casos de aldeas abandonadas, las de As Campelas y A Rúa. En Foz hay otros dos, O Castro y Trasmonte, y en Xove tres: San Salvador, Pazos, y A Rocha. Cervo cuenta con cinco núcleos sin vecinos, los de Lagas, Aquela Banda, Madanela, Nogueira y Louza; mientras Mondoñedo solo registra dos, Pacio y Vilar.

La zona oriental es la menos afectada de toda A Mariña. Trabada es el que registra más casos, nueve, correspondientes a Lavandeira, Veiga, Foxos, Río Trabada, Granxa, Pontigal, Choza, Pe da Viña y Vilachá. En A Pontenova solo hay dos aldeas deshabitadas, las de Insua y Panturreira, mientras en Ribadeo el número se eleva hasta siete: Ponte, Capela, Pousadoiro, Silveira, Liñeiro, Río de Ramos y Granxa.

Solo hay dos concellos mariñanos que no tienen núcleos despoblados, que son Burela y Riotorto. En el primer caso la explicación es sencilla, ya que el concello burelés conforma una única localidad. Más sorprendentes son los datos de Riotorto, pese a su poca población; y los de Lourenzá, con un solo caso, el de San Fiz.

Peligro

Si la comarca cuenta con un elevado número de aldeas abandonadas, todavía es más preocupante el conjunto de las que cuentan con dos vecinos como máximo, que son un total de 225. En toda Galicia hay cerca de 2.000 núcleos poblaciones en esta circunstancia, por lo que nuevamente la situación de A Mariña es peor que la del resto de la autonomía.

Ourol el concello con más aldeas en peligro de desaparición, 52, y a continuación se sitúan Viveiro y O Valadouro, con 42 casos cada uno. Un número significativo también tienen Trabada (27) O Vicedo (21) y Alfoz (19). El resto de concellos ya reflejan cifras menores: Ribadeo (8), Mondoñedo (6), Lourenzá (5), A Pontenova (5), Barreiros (1), Cervo (1), Foz (1) y Xove (1).

MONDOÑEDO
Un ejemplo de cómo volver a dar vida a un pueblo

El hecho de que un pueblo o una aldea esté sin habitantes no significa que no se puedan hacer cosas para dar la vuelta a la situación. Eso mismo es lo que está haciendo el Concello de Mondoñedo con Vilar, un núcleo que ahora mismo está deshabitado, pero del que hay el objetivo de convertirlo en una referencia del turismo rural. Se trata de un enclave privilegiado, ya que está situado al lado del Camiño de Santiago y enfrente a las Covas do Rei Cintolo, y a tan solo cinco kilómetros de la zona urbana de Mondoñedo.

Trabajos

Pese a las dificultades que supone levantar una aldea casi de cero, respetando además su formación tradicional, la idea es seguir trabajando. Está previsto que se levanten cuatro casas en las que se están acondicionando cinco viviendas. En todo momento se respetó la estructura de cada inmueble y se emplearon materiales tradicionales. El objetivo es relanzar la zona por su valor natural.

 

 

«Nós apostamos pola calidade de vida como reclamo»

Federico Gutiérrez Estoa / Alcalde de Riotorto

Riotorto es el único concello mariñano, junto a Burela, que no cuenta con ninguna localidad sin habitar. Pese a ser un municipio pequeño, Riotorto sí cuenta con bastantes núcleos de población, por lo que son los propios vecinos los que han decidido quedarse.

«Esto é un sitio pequeno, pero o certo é que hai moitos lugares onde hai pouca xente, pero que non están despoboados. En Riotorto debe haber como unhas 30 o 40 aldeas», señala el alcalde Federico Gutiérrez Estoa.

Una de las claves para que Riotorto evitase la despoblación está en la calidad de vida que atesora el municipio mariñano. «Basicamente o que fixemos foi ir dotando de servizos ás zonas rurais, de forma que incrementamos a calidade de vida neses lugares. Esa é a nosa proposta, ó igual que estamos facendo agora co tema do oficio dos ferreiros», explicó Gutiérrez Estoa.

Se da la peculiaridad, además, de que Riotorto ha logrado este hazaña sin contar con ningún solo establecimiento de turismo rural, lo que siempre ayuda a dinamizar una zona, que es lo que ocurre con el resto de concellos mariñanos, en los que este tipo de turismo ha servido como fuente de ingresos y, además, como una forma de asentar población en zonas con pocos habitantes.

«No pudimos impulsar la zona por la deuda acumulada»

Marcial Sanjurjo / Alcalde de Ourol

El concello de Ourol cuenta con una gran extensión de terreno y un gran número de pequeñas aldeas, por lo que no es de extrañar que sea el municipio mariñano con más núcleos deshabitados.

El regidor local, Marcial Sanjurjo, tenía en mente varios proyectos con el objetivo de evitar la despoblación y, a la vez, atraer a nuevos vecinos hasta Ourol. «Lo que pasa es que cuando llegamos al gobierno nos encontramos con una deuda importante que nos impidió y nos impide llevar a cabo estos proyectos. A esto, además, hay que sumarle la crisis económica, que no ayuda en absoluto», indicó Marcial Sanjurjo.

En lugar de ello el Concello ha trabajado para «mantener los puestos de trabajo y a aumentar en la medida de lo posible los servicios disponibles», señaló el alcalde.

Ourol llegó a tener unos 6.000 habitantes, pero actualmente tiene poco más de 2.000. Sin embargo desde los años 90 el concello apenas ha perdido unos 900 habitantes «por lo que lo de la despoblación ya viene de hace muchos años atrás», indicó Sanjurjo. El alcalde confía en que cuando finalice la crisis económica haya familias que decidan regresar a Ourol. «Nos gustaría poder mantener nuestro afán de crecimiento», explicó el alcalde.

Galicia tiene ya 1.408 aldeas abandonadas y otras 2.000 al borde de la desaparición

Lo leemos en el periódico LA OPINIÓN DE CORUÑA, una noticia que pone sobre la mesa las dramáticas cifras de la Despoblación en Galicia.

M. VÁZQUEZ | SANTIAGO La vuelta al rural se ha convertido en una opción atractiva y barata para familias asfixiadas por el paro, la crisis y el elevado coste de vivir en una gran urbe. Pero a pesar de esta aparente reconciliación con el campo y la vida rural, la Galicia interior y algunas zonas de la costa siguen perdiendo población. Centenares de aldeas abandonadas se reparten por la geografía gallega, un fenómeno del que apenas se salvan ya 111 concellos. Pero la mayor amenaza no son los 1.408 núcleos deshabitados que, según los últimos datos del INE, existen en Galicia, sino los 2.052 que sobreviven con uno o dos habitantes. En total, 3.460 pueblos están abandonados o a punto de morir, una cifra muy importante incluso para una comunidad que aglutina a más de la mitad de los núcleos de población del país. Y es que una de cada diez poblaciones gallegas ha sucumbido ya al abandono o está a punto de hacerlo.

Lugo, con 611 aldeas abandonadas, es la provincia más afectada. De hecho, en un solo año sumó otras 20 aldeas vacías y apenas seis de sus 67 municipios (Burela, Meira, Pedrafita, Rábade, Riotorto y Triacastela) conservan todavía habitados todos sus núcleos.

Pero la despoblación hace tiempo que no se ceba solo con la Galicia interior. A Coruña concentra otros 540 núcleos vacíos y los dos concellos con más aldeas deshabitadas: Ortigueira, con 104,y As Pontes, con 75. Pese a todo y tras años sumando nuevas aldeas a la lista de abandonos, los últimos datos del INE revelan un cambio de tendencia en la provincia, ya que a 1 de enero de 2011 se contabilizaron 19 núcleos vacíos menos que un año antes. La explicación hay que buscarla en Narón, un concello en el que, según el nomenclátor de 2010, había 30 pueblos sin habitantes pero que, tras la revisión de 2011, aparece con solo cuatro. María José Yáñez, responsable municipal de Estadística, atribuye el dato a que Narón está inmerso en una revisión de la demarcación municipal y además está adaptando los nombres de sus núcleos a la normativa de toponimia, dos procesos que explicarían la desaparición de estas aldeas.

En cuanto a Ourense, es la provincia que mejor resiste el abandono, con 122 aldeas vacías, cuatro más que en 2010. De hecho, es la única en la que los municipios con todos sus núcleos ocupados (51) superan a los que han perdido al menos una entidad (41). Y en Pontevedra, tras siete años sin cambios en su relación de aldeas vacías, el abandono se ha acelerado y solo desde 2008 una quincena de pueblos se han unido a la lista (tres de ellos en 2010) pasando de los 120 que había entonces, a los 135 actuales. A pesar de este panorama, lo cierto es que las 1.408 entidades gallegas que no tienen ningún habitante solo son siete más que las que había a principios de 2010 debido a una moda cada vez más popular: la repoblación de pueblos vacíos. Y es que en el año analizado, 75 núcleos perdieron a su último habitante pero otros 68 que a principios de 2010 constaban como abandonados ya no lo están. Una revitalización clave para evitar la desaparición de más pueblos.

Si la crisis ha hecho que comprarse un piso ya no esté al alcance de cualquiera, adquirir una aldea puede resultar, paradójicamente, mucho más asequible. Pueblos enteros en el interior de la comunidad pero también en zonas de costa se venden por menos de lo que costaría una hipoteca media en cualquier ciudad. Páginas como www.aldeasabandonadas.com ofrecen un extenso abanico de aldeas, compuestas por solo dos construcciones y una pequeña franja de terreno o conjuntos de seis o siete viviendas con finca. De la veintena de núcleos que vende esta web en Galicia el más barato cuesta 55.000 euros aunque en algún caso se ofrece también la opción de comprar una sola casa, por 15.000 euros o menos. Muchas de estas gangas, con todo, tienen truco. Y es que en los pueblos fantasma de Galicia hay casas intactas pero también otras que llevan décadas abandonadas y solo conservan parte de la estructura, lo que dispara los costes. En el caso de la aldea de Ferreira, en Lugo, lo que encarece es el tamaño. El conjunto a la venta, compuesto por cinco casas, cuatro edificios con cuatro viviendas cada uno, iglesia y hasta un parque infantil, se oferta por 600.000 euros como un emplazamiento "ideal para una ecoaldea para 21 familias".

En plena crisis inmobiliaria estas ofertas se han hecho un hueco en el mercado y son cada vez más los inversores, sobre todo extranjeros, interesados. Desde aldeasabandonadas.com apuntan que debido a la crisis ha cambiado el perfil de comprador, antes interesados en rehabilitar con fines turísticos y ahora, particulares con recursos que buscan un lugar tranquilo como segunda residencia o incluso como vivienda habitual. En su día la Xunta de Fraga también se planteó el problema de los pueblos abandonados como una oportunidad de negocio y buscó inversores dispuestos a apoyar proyectos para devolver la vida a estos núcleos. La iniciativa no cuajó pero hoy gracias 

La Caravana de niños protagoniza un documental

Dejamos aquí la noticia de El Periódico de Aragón sobre el video que se hace eco de la caravan de niños de Castelnou, en Teruel.  

 

Ayer se presentó en la localidad turolense de Castelnou el documental Contra la despoblación, 25-A, una obra audiovisual que se centra en uno de los problemas más acuciantes de la comunidad aragonesa, la despoblación de las zonas rurales, a raíz de la Caravana de niños organizada por el ayuntamiento del mismo municipio en el 2010.

Hace dos años, desde el consistorio de Castelnou se puso en marcha la iniciativa Caravana de niños, un proyecto que atrajo a más de 500 familias al pueblo aragonés. El objetivo era muy claro: ofrecer unas condiciones de vida óptimas para que la población de la localidad no continuara descendiendo. El documental parte de el 25 de agosto del 2010, la fecha en la que la caravana llegó a Castelnou, y realiza un seguimiento de las actividades organizadas posteriormente en pro de un freno del despoblamiento rural.

En la obra se recogen los testimonios de expertos en geografía, demografía y educación, además de las autoridades de Castelnou. También ofrece un espacio tanto a los nuevos como a los viejos habitantes de la localidad, ofreciendo la doble visión de la despoblación en el Aragón rural. Pese a que ayer se presentó en Castelnou, el documental fue presentado el pasado mes de noviembre en el festival cinematográfico de temática rural Festifal II.

Posteriormente también se pasó en el festival de cine de Zaragoza, fuera de concurso y en la sección de Panorama. Además, desde el blog http://contraladespoblacion25-a.blogspot.com/ se realiza un seguimiento tanto del documental como del fenómeno de la despoblación en todo el territorio español.

Un fenómeno que tiene su epicentro en localidades como Castelnou, castigadas fuertemente por la fuga de jóvenes hacia núcleos urbanos más industrializados. Precisamente para evitar esto, Castelnou propuso, en la iniciativa narrada por el documental, no sólo atraer a las personas a su localidad, sino también a las empresas, para crear un tejido económico que dote de estabilidad a sus habitantes.

Junto a las propias condiciones naturales de Castelnou, desde el consistorio se promovieron medidas para facilitar la vida de sus nuevos habitantes. Una historia narrada en el documental

 

Teruel tras la mina de la natalidad

Leemos en la edición digital de ABC una noticia que pone sus miras en la provincia de Teruel y en las Cuencas Mineras en particular, a propósito de las políticas de natalidad que mantienen sus municipios.

La Comarca de las Cuencas Mineras ha prometido seguir luchando para frenar la despoblación que asola la zona desde los años ochenta. Con ese ánimo, y a pesar de que las arcas municipales están vacías, mantendrá el paquete de medidas que activó a mediados de los noventa para luchar contra la emigración masiva.

A pesar de que están con el agua al cuello, en lo que al ámbito presupuestario se refiere, continuarán concediendo subvenciones que oscilan entre los 300 euros de Escucha a los 700 de Utrillas a cada bebé nacido en el año. La única condición para recibir las ayudas, tal y como venía siendo hasta ahora, es que los padres hayan estado empadronados en la localidad al menos un año y que no tengan deudas con las administraciones. La institución comarcal de las Cuencas Mineras aporta además otros 300 euros. Sólo en Utrillas este año son 23 los niños que han nacido en el pueblo y que están empadronados, una cifra ligeramente inferior de la que se ha registrado en la última década, veinticinco niños.

A pesar de los tímidos avances, el número de habitantes de las localidades que antes vivían del carbón se ha reducido a la tercera parte desde hace treinta años. Este es el caso de Escucha. Durante el invierno por sus calles apenas corren niños. De los 3.000 vecinos con los que contaba hace tres décadas sólo quedan 1.000 y la mayoría sobrepasan los sesenta y cinco años. Algo parecido ocurre en Utrillas, donde viven 3.300 personas frente a las 5.000 de los ochenta.

Pero si hay algo que ha cambiado en el censo y en las listas del colegio es la procedencia de los inscritos.En muchos casos, nombres de origen rumano o marroquí sustituyen a los españoles. Al contrario de lo que ocurría hace algunos años ,abundan las Yadira o los Suman y van desapareciendo los tradicionales Carmen o María.

Falta de información

Aunque las ayudas se están convirtiendo en un acicate para atraer a familias jóvenes no todas las que dedicen establecerse en el pueblo perciben la cantidad que les corresponde. En el año 2011 nacieron diez niños en el pueblo, pero sólo siete familias pidieron la ayuda. A veces, este hecho está motivado por la falta de información, otras los progenitores acaban de establecerse en el municipio y no cumplen los requisitos.

El Ayuntamiento de Utrillas comenzó a conceder las ayudas a la natalidad hace quince años. Luego, se sumaron entidades locales como el Ayuntamiento de Escucha, y en los últimos años la Comarca de las Cuencas Mineras.

Otras administraciones públicas como la Comarca del Maestrazgo o la de la Sierra de Albarracín emularon su ejemplo. Esta última apoya la natalidad con ayudas de hasta seiscientos euros.

Aunque desde el Ayuntamiento cuestionan que los «cheques-bebé» sean efectivos para fijar habitantes, ya que solo el empleo estabiliza la población, consideran que «al menos son una ayuda». Esta es al menos la fórmula más recurrente para atraer familias jóvenes, y es también es un medio de aliviar las tasas familiares.

De los diez países comunitarios sobre los que Instituto Familiar dispone de datos España es el único país en el que la prestación por hijo depende del nivel de renta.