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OBSERVATORIO SOBRE LA DESPOBLACIÓN

Despoblándose desde el siglo XV

 

Os adjuntamos este interesante artículo sobre Baquerín de Campos, que aparece en el Norte de Castilla, una interesante muestra de como evoluciona el proceso despoblador de un pueblo de la Tierra de Campos.
 
Baquerín de Campos, junto con el relativamente próximo pueblo de Revilla, son en la actualidad las dos poblaciones más amenazadas por la casi imparable despoblación que atenaza a algunos municipios de la Tierra de Campos. Y eso que lo de la despoblación no es nuevo -aunque algunos crean que sí- por estas tierras de ’pan llevar’. Viene ocurriendo desde el siglo XV, y si se consultan los antiguos anales, se verá que el número de poblaciones desaparecidas (despoblados) desde entonces es casi incalculable. Dentro del actual término de Baquerín de Campos ya existió otra población que se denominaba Padilla, y que hasta hace unos años subsistió como caserío, del cual ya no quedan ni vestigios.
Sí que es cierto que es muy duro tener que reconocer que una población como Baquerín de Campos haya perdido en un siglo más del 90% de sus vecinos, pues a principios del siglo XX su número de habitantes ascendía a 431 y en la actualidad ronda la treintena. Igual de triste es recorrer su caserío y ver cómo la ruina y el abandono se ceba en muchas de sus viviendas, con la consiguiente depresión psicológica que esta imagen tiene que causar en los que todavía resisten viviendo en el pueblo.
Se trata de un tema que todavía está pendiente de encontrar una solución a nivel local en nuestra tierra. ¿Por qué en estos pequeños pueblos se permite que las viviendas e instalaciones que se vienen a la ruina se perpetúen como tales durante años y años, y a nadie se le obligue a derribar y retirar lo que ya tan sólo son escombros? Y no lo digo sólo por el riesgo físico que en su estado entrañan, que también, sino por el daño moral y psicológico que tiene que suponer para los que conservando y manteniendo en perfectas condiciones su casa al lado, se ven obligados a convivir con un paisaje de ruina, abandono y desolación.
Dicho esto, también les digo que todavía en Baquerín de Campos hay muchas cosas bellas que contemplar. Paisajes, palomares, así como rincones por donde todavía discurre la vida, la actividad laboral y humana, y yo diría que hasta la esperanza, como es el caso de la casa que en la villa tiene instalada la asociación Aldama, constituida en 1984 por profesionales para ofrecer una respuesta práctica y eficaz al fenómeno de la drogodependencia mediante programas de rehabilitación y reinserción.
Casi pegada a ella, podremos admirar la grandiosa fábrica de cantería de su iglesia parroquial dedicada a Santa María de Arbis, que destaca sobre el caserío de la villa por su imponente y bien proporcionada torre de tres cuerpos, el último de los cuales se adorna con un bello cupulín que la aporta todavía más prestancia si cabe. Una buena parte del edificio es obra del siglo XVI, aunque en él se aprecian claramente remodelaciones y reformas, llevadas a cabo entre los siglos XVII y XVIII. Dentro del templo -catalogado como Monumento Histórico Artístico con la categoría de BIC- sobresale su artesonado, decorado con yeserías barrocas. Y en otro tiempo destacó un excelente retablo mayor barroco que se asocia a la escuela del reconocido entallador castellano Gregorio Fernández, y que en la actualidad se puede ver en el monasterio de San Zoilo de Carrión.
Junto a otras obras de arte, veremos un cuadro que recuerda al santo e hijo de la villa, Francisco Fernández de Capillas -conocido popularmente por mucho tiempo como Beato Capillas-, que naciera en Baquerín en 1607 y muriese en 1648 como misionero y después de padecer tortura en China, siendo beatificado en 1909 por el Papa Pío X y canonizado en el 2000 por el Papa Juan Pablo II.

 

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