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OBSERVATORIO SOBRE LA DESPOBLACIÓN

Casi el 25% de los pueblos de Aragón cuentan ya con menos de 100 habitantes

La despoblación avanza sin que fragüen las alternativas tomadas en muchos municipios. Así es el mapa de la despoblación en Aragón.

Dos vecinos de Cabolafuente, una de las localidades más afectadas por la despoblación.
Dos vecinos de Cabolafuente, una de las localidades más afectadas por la despoblación.J.M.


Tramaced, en Huesca, estrenó el 2016 con la noticia de que su alguacil, llegado meses antes al pueblo gracias a la oferta de trabajo publicada por el Ayuntamiento, dejaba el pueblo de forma irrevocable. Había sido el último en salir de un municipio pequeño, de apenas 100 habitantes, que durante el año pasado vio crecer su censo gracias al empadronamiento de los miembros de su familia y de descendientes del pueblo que había tenido a bien registrarse en el lugar de origen de sus padres.

“Es muy difícil conseguir que llegue gente a los pueblos”, valora su alcalde, Pascual David Inglán, llegado al ayuntamiento tras las pasadas elecciones de mayo y que ahora está preparando las ofertas para atraer a nuevos inquilinos que se hagan cargo de la piscina, el bar, y los otros servicios que precisa el pueblo en verano cuando aumenta su población. Porque durante el invierno ni siquiera lo habitan la mitad de los vecinos que aparecen en el padrón.

La historia de Tramaced es la de otros muchos pueblos aragoneses que pelean cada año por mantener vivo al municipio. Un objetivo que con una población envejecida y sin apenas empleo más allá de los agricultores y ganaderos que siguen manteniendo los campos se vuelve tremendamente complicada.

Una cifra, la de un mínimo de 100 habitantes, sirve para diagnosticar los efectos con los que año tras año la despoblación va mellando la demografía aragonesa. Según los últimos datos definitivos del Instituto Nacional de Estadística, Aragón contaba en 2015 con 175 pueblos que ya tenían menos de cien vecinos censados. Prácticamente el 25% de todos los ayuntamientos que hay en Aragón. Una cifra que no ha dejado de crecer en las últimas décadas, y que en los casos más extremos ha empujado a muchos núcleos hasta dejarlos casi deshabitados.


Cerveruela, en la comarca del Campo de Daroca, fue uno de esos pueblos que rozaron la despoblación completa, pero que hoy invita al optimismo. En los años noventa apenas dos personas vivían en sus calles. Hoy tampoco son muchos más (33 censados que no llegan a la veintena en todo el año), pero la llegada de emprendedores jóvenes en los últimos tiempos ha cambiado al pueblo hasta ser uno de los más jóvenes de su zona. María, que junto con sus hermanas mantiene una granja escuela en la localidad, fue una de ellas. “Yo lo tenía muy claro desde el principio que quería venir al pueblo. Pero es una decisión que entiendo que no comparte mucha gente”, señala. 

53 municipios se encuentran en situación 'terminal' y con pocas garantías de mejora

El último informe del Consejo Económico y Social de Aragón traza una radiografía sobre los pueblos que parten con una situación “menos favorable” para combatir su despoblación. Son un total de 53 (el 7% de los 731 con los que cuenta la Comunidad), que juntan una serie de características nada favorecedoras. Todos ellos tienen menos de 100 habitantes, sin apenas población infantil y adolescente, tienen una población de más de 64 años que supera el 40% (es decir, “demográficamente terminales”) y que han reducido su número de empadronados en más de un 20% entre 2004 y 2014.

Bagüés, en las altas Cinco Villas, es el más envejecido de todos estos municipios. Tiene solo 15 vecinos de los que 10 han superado ya los 65 años. Su caso es similar al de Tormón, que también se recoge en este grupo de 53, en la Comunidad de Teruel a apenas unos kilómetros del Rincón de Ademuz. Allí se ha iniciado en los últimos años junto a los municipios de Albarracín, Rubiales y Bezas varios estudios para conocer si sería rentable recuperar un oficio del siglo pasado, el de resinero, para crear aunque fuera un puesto de trabajo en el pueblo. Y es que más allá de la falta de servicios, es fundamentalmente el trabajo el principal valor con el que juegan estos pueblos para atraer población. Y también el que en su momento les hizo perder vecinos de forma escandalosa.

Teruel ha perdido más de 100.000 habitantes en medio siglo

Visto en perspectiva el problema se hace aún más grande. Según el censo de 1950, en Aragón apenas existía un municipio registrado con menos de 100 habitantes. Era Banastás, en Huesca, un pueblo que vio reducida a la mitad su población tras la Guerra Civil al quedar encuadrado en medio del frente bélico durante la ofensiva de Huesca. Ahora se ha recuperado y cuenta con más de trescientos vecinos, un camino que sin embargo, fue inverso para centenares de pueblos donde la emigración hacia las ciudades durante los años sesenta y setenta dejó multitud de pueblos en decadencia.

Aunque la despoblación se reparte por prácticamente todas las comarcas aragonesas, la evolución del censo marca que ha sido Teruel la provincia más afectada con diferencia. Hasta 100.000 personas menos contabiliza ahora mismo la provincia con respecto a 1950. Un periodo en el que los pueblos oscenses también han perdido 12.000 vecinos, mientras que Zaragoza, por el contrario, ha ganado más de 350.000.

Estos fueron algunos de los datos que se pusieron sobre la mesa el año pasado durante la ponencia que elaboró el Senado para abordar, por primera vez de forma concreta, el problema de la despoblación. En ella se arguyeron distintos planes para cuantificar el dinero que haría falta para dotar con algunos beneficios fiscales y ayudas a las zonas más afectadas, todas ellas sin financiación comprometida en los presupuestos de 2016. También el proyecto Serranía Celtibérica o los empresarios de Teruel, Cuenca y Soria han reunido esfuerzos a lo largo del último año para conseguir financiación europea, al igual que la DGA, de momento sin conseguirlo.
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