El cierre de escuelas, inevitable pero mejorable
Leemos un Editorial en el periódico La Crónica de León a cerca de algo tan doloros, como el cierre de las escuelas, algo de actualidad, ahora que ha empezado el nuevo curso.
Pocas hay tan tristes como sufrir el cierre de la escuela del pueblo. Los habitantes que en él residen no pueden evitar contemplar el principio de fin de su entorno. Cerrar una escuela en un pueblo porque no alcanza el mínimo de cuatro alumnos es, a pesar de todo, la mejor solución para estos niños, que de otro modo se verían relegados y desplazados socialmente desde sus primeros años de vida. Es imposible garantizar una educación de calidad en una escuela rural con menos de 4 niños, y muy difícil con esta cifra. No se trata de un problema del sistema educativo, sino social. Es la despoblación y el envejecimiento de la población rural, en este caso la leonesa que, a pesar del espejismo de la vuelta al pueblo que la crisis ha provocado este verano, seguirá su marcha imparable hasta el cierre por defunción de decenas de pequeños pueblos de León. La educación y la sanidad son los dos servicios públicos esenciales para la pervivencia de los pequeños pueblos. La garantía universal de estos servicios es irrenunciable y de su eficiencia depende en gran parte el éxito de la política territorial de cualquier administración. La escasa población de muchos ayuntamientos dispersos en varios pueblos limita enormemente su capacidad y son muchos hoy los que deberían renunciar a su autonomía para buscar su fusión con otros colindantes para lograr una mejora de los servicios. Si los políticos locales tienen ante sí una gran responsabilidad, mayor aún es la de las administraciones superiores, porque tienen medios y recursos para planificar el futuro a largo plazo en este sentido. La Junta lleva años dando vueltas de una consejería a otra al instrumento idóneo para garantizar este derecho. Se trata de las Directrices de Ordenación del Territorio, que tan nefasta aplicación han tenido en el primer intento de aplicarlas en una zona concreta, la Montaña Oriental de León. En materia sanitaria acaba de tomarse una decisión acertada, tras una larga polémica. Astorga tendrá por fin un centro de especialidades médicas que completará el centro de salud. Haber optado por un hospital comarcal, como reclamaba la mayoría de la comarca, hubiera sido un error carísimo, que jamás podría haber garantizado un buen servicio. Este tipo de decisiones, como la creación de colegios comarcales y el cierre de escuelas, deberían tener su marco planificado en estas directrices, que la Junta debe aprobar de una vez, relegando su histórico miedo a la comercialización.
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