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OBSERVATORIO SOBRE LA DESPOBLACIÓN

Un libro sobre pueblos abandonados de Teruel alerta de que hay otros en riesgo

Dejamos aquí esta noticia sobre nuestros amigos de CEDDAR y la publicación de un libro sobre los pueblos abandonados de Teruel. 

http://www.diariodeteruel.net/teruel/31558-un-libro-sobre-pueblos-abandonados-de-teruel-alerta-de-que-hay-otros-en-riesgo.html

 

Un total de 27 núcleos –entre ellos al menos dos con Ayuntamiento– se han abandonado a lo largo del siglo XX y principios del XXI. Pero lo más alarmante es que hay algunos otros que corren el riesgo de tener la misma suerte en las próximas décadas si no cambia la tendencia, ya que hay 66 pueblos donde el 40% de la población son jubilados. Así quedó patente ayer en la presentación del libro Territorios abandonados. Paisajes y pueblos olvidados de Teruel, escrito por los geógrafos Luis del Romero y Antonio Valera y editado por el Instituto de Estudios Turolenses (IET) y el Rolde de Estudios Aragoneses en colaboración con el Ceddar (Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales).

Antonio Valera explicó que tres son las causas que han intervenido en el abandono de los pueblos de Teruel. La primera es la crisis general de la agricultura y la ganadería, que provocó un abandono paulatino de los pueblos. De hecho concretó que aunque el gran éxodo se inició en los años 50 y 60, los pueblos no quedaron vacíos hasta los 80 y 90.

Más rápida fue la despoblación de aquellos núcleos en los que había minas y se cerraron y Valera puso como ejemplo el Barrio de la Mina en Riodeva, que llegó a tener 2.000 habitantes y todos se fueron cuando la explotación minera se clausuró.

La tercera de las causas son los abandonos forzosos y aquí resulta llamativo el caso de Santolea, cuyos habitantes se vieron obligados a vender sus posesiones en la población para ver luego como las casas no quedaban inundadas por un pantano que, eso sí, lleva como recuerdo el nombre de un pueblo que hoy ya no existe. “Entre los años 40 y 50 las posibilidades de evitar irse de Santolea eran nulas, no tuvieron otro remedio que vender y abandonar sus casas”, comentó el autor.

 

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