Los micropueblos de Lleida
Despoblación, envejecimiento y grandes extensiones son los principales retos de los micropueblos de Lleida. Es el caso de Pinós (Solsonès), que tiene 103 kilómetros cuadrados y una población diseminada de 322 habitantes. Cada semana, los miembros del consistorio recorren con sus propios vehículos los caminos de tierra del municipio para visitar a las personas --casi siempre de edad avanzada-- que viven solas en alguna de las muchas masías. El ayuntamiento no tiene recursos para poner en marcha un sistema de atención social.
Los micropueblos fueron también los primeros en inventar el cheque-bebé como fórmula para luchar contra la despoblación. Ayuntamientos como Lles de Cerdanya, Tírvia (Pallars Sobirà) y Granyena de les Garrigues evitaron el cierre de sus escuelas rurales, tras ofrecer casas gratis y empleo a las familias que aceptaron instalarse en sus municipios.
Además, los municipios más pequeños ejercen de garantes del equilibrio medioambiental. Son los responsables del mantenimiento de bosques y caminos comunales, lo que supone una gran carga para sus modestos presupuestos. En el Pirineo este coste se engrosa con la preservación de parques naturales y espacios protegidos. De ahí que algunos hayan creado tasas para excursionistas, motoristas y boletaires. .
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