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OBSERVATORIO SOBRE LA DESPOBLACIÓN

Pueblos en el olvido

Pueblos en el olvido
Nos encontramos hoy con este artículo de F. Caballo para El Correo Digital en el que se pone manifiesto la cruda realidad de algunas comarcas del interior. Llama poderosamente la atención el término "Machu Pichu Riojano" que utiliza Carlos Ezquerro. Os dejamos con él.
La Rioja cuenta con alrededor de cuarenta municipios que están abandonados por completo, pero que aún conservan vestigios de su historia
Hay diversas formas de morir, y no sólo las padecen los seres vivos. También un pueblo puede perecer. Y eso ocurre cuando pierde lo que le da la alegría y la vida: sus habitantes. En La Rioja hay cerca de cuarenta municipios que están abandonados a su suerte. Ya nadie vive entre sus calles, con lo que se han quedado como meros integrantes del paisaje natural. En la región, esta clase de municipios se concentran en los valles del Leza-Jubera, Cidacos, Oja; en torno a Ezcaray, y en la zona del Alhama-Linares, además de otras localizaciones variadas.
Carlos Ezquerro, experto naturalista y que se conoce al dedillo casi todos los rincones de la tierra riojana, explica las causas generales para que se produjera este fenómeno. La primera es las malas comunicaciones existentes con los valles y con otras poblaciones. Eso hacía que los núcleos rurales quedaran muy aislados. Otra razón para Ezquerro fue la pérdida de muchos pastos a finales del siglo XIX, con el lógico descenso de la trashumancia, una forma de vida muy arraigada que entró en decadencia en bastantes localizaciones riojanas.
El tercer motivo fue que la industria textil tradicional, de minas de carbón y de ferrerías, vital para la subsistencia de los municipios de los valles, empezaran a desaparecer. A raíz de esto se produjeron movimientos migratorios en busca de una mejor vida. Muchos se decidieron a ir a América o a zonas industriales como Madrid o Bilbao para ganarse el pan. La entrada en vigor, en 1960, de la prohibición del ganado caprino para tratar de reforestar sectores montañosos ayudó y mucho a la despoblación de núcleos rurales. La consecuencia fue que este ganado, muy conveniente para la sierra camerana, decayó, lo que supuso muchas pérdidas de puestos laborales.
Además, hay que resaltar otros factores vitales como las guerras y la falta de relevo generacional, que significaron que muchos municipios se quedaran sin vida.
Gran zona de despoblados
El mayor núcleo de lugares abandonados de La Rioja está en la zona del Leza- Jubera. La lista incluye a poblaciones como: Zenzano, Avellaneda, Torremuña, Lasanta, Ribalmaguillo, Dehesillas La Montia, Oliván, Deslilles, Valtrujal, San Martín, San Vicente, Montalbo y Reinares.
En estos parajes hay hueco para la leyenda. La tradición oral que viene de la Edad Media recuerda poblados como Cillos o Bagibel, de los que no queda ningún vestigio. También existen otras historias de aldeas como Royuela, Antanares y Benturiel. «Estos sitios se dice que han desaparecido por plagas de termitas, envenenamientos, grandes sequías, aunque suelen ser más leyendas que realidad», dice Carlos Ezquerro.
'Machu Pichu' riojano
En el valle del Cidacos el listado lo componen: Antoñanzas, Lasanta, Larriba, La Escurquilla, Valdevigas, Garranzo, El Villar y Poyales. Destaca el denominado por Ezquerro 'Machu Pichu' riojano: Valdevigas. «Es un sitio con una trama urbana excelentemente conservada, compuesta por casas escalonadas y en dónde abundaban los hórreos, una construcción de madera o piedra, aislada; de forma rectangular o cuadrada, sostenida por columnas y que servía para guardar grano u otros productos agrícolas», relata el naturalista.
Otro lugar que contempla una buena porción de localidades abandonadas a su suerte es el valle del Alhama-Linares, aunque más en su parte alta, que pertenece a Soria que en la provincia riojana. En La Rioja hay poblaciones muy despobladas, como Turruncún, Ambasaguas. Navajún, Valdemadera, o Villarroya, pero parece que van cogiendo aire y se están recuperando. Un enclave que merece especial atención es Ordoyo, aunque sólo queden de él las paredes de su iglesia parroquial que datan del siglo XVI. La leyenda indica que las termitas fueron las causantes de su deterioro final.
Ya en el valle del Oja, la mayoría de núcleos abandonados se centran cerca de Ezcaray. San Juan, Surabura, Lazalaya o Angunta, próximo a Grañón, son algunos ejemplos. A lo largo de la geografía riojana existen otros muchos lugares que en su día fueron habitados y que con el paso de los siglos también fueron abandonados. La pena es que hoy no existe ningún vestigio de muchos de ellos.
Zenzano, Avellaneda, Torremuña, Lasanta, Ribalmaguillo, La Montia, Oliván, Deslilles, Valtrujal, San Martín, San Vicente, Dehesillas, Montalbo, Santa María y Reinares.
Antoñanzas, Lasanta, Larriba, La Escurquilla, Valdevigas, Garranzo, El Villar y Poyales.
Turruncún, Ambasaguas. Navajún, Valdemadera, Villarroya
San Juan, Surabura, Lazalaya, Angunta.

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